Ensayos de vacuna para COVID-19: El único efecto secundario es la esperanza

Todos quieren volver a la normalidad — estas personas son las que lo van a lograr

Patsy Montesinos, UNC Media Hub
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Son las 6:30 a.m., su alarma está sonando y la Dra. Cindy Gay solo desea dormir un par de horas más. Pero hay huevos para revolver, panqueques de arándanos para cocinar y dos niños pequeños para despertar, vestir y alimentar.

Gay y su esposo se turnan para preparar café para el largo día que tienen por delante y ayudar a los niños para asistir al aprendizaje virtual. Llega la niñera y Gay se sube al coche, justo a tiempo para su primera llamada.

A esta hora, está tomando su segunda taza de café, lista para liderar un equipo de expertos en enfermedades infecciosas que administra la Fase 3 del ensayo de vacuna para COVID-19 de Moderna. Con 1 millón de muertes en todo el mundo, los profesionales médicos están en una carrera de vida o muerte para proporcionar inmunidad contra el virus.

Gay sabe que su descanso tendrá que esperar.

“Sentí que necesitaba hacer mi parte”, dijo Gay. “Así que es mucho más trabajo, pero vale la pena dado lo que estamos tratando de hacer ... Es preguntarse a sí mismo, ¿qué hiciste cuando viste algo que tenía que suceder o una situación que no estaba bien?”

Seis meses después de la pandemia de COVID-19, la vida parece haber cambiado para siempre. El tiempo se ha vuelto sin sentido. La vida cotidiana alterna entre la interacción virtual y el aislamiento, una bruma monótona y muy lenta.

Es decir, para todos, excepto los pacientes y los profesionales médicos que trabajan a velocidades extraordinarias para combatir el virus mortal. En la carrera por una vacuna para COVID-19, el tiempo nunca ha pasado más rápido para Gay y su equipo.

“Creo que realmente me impactó cuando mis hijos ya no iban a la escuela, para ser perfectamente honesta”, dijo Gay. “Eso realmente cambia tu vida diaria”.

La Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, donde Gay se especializa en enfermedades infecciosas, es uno de los 89 sitios donde tienen la clínica de Fase 3 de Moderna para una vacuna COVID-19. Debido a su rápida respuesta y su extensa investigación, UNC-CH se ha convertido en una de las universidades más citadas en los EE. UU. por su experiencia en coronavirus.

Con la presión del gobierno federal para distribuir una vacuna antes del día de las elecciones, Moderna y otros ocho desarrolladores de vacunas COVID-19 emitieron un compromiso a principios de septiembre reafirmando su compromiso con “altos estándares éticos y principios científicos sólidos”.

Aún así, al 78% de los estadounidenses les preocupa que el proceso de aprobación de la vacuna esté impulsado más por la política que por la ciencia. En un sentimiento bipartidista poco común, el 72% de los republicanos y el 82% de los demócratas expresaron tales preocupaciones, según una encuesta de STAT y Harris Poll.

A pesar de estas preocupaciones, miles de voluntarios en todo el país se han presentado como pacientes para los ensayos de la vacuna para COVID-19.

“El mayor motivador es que las personas se vacunan no para sí mismas sino para sus seres queridos”, dijo Gay. “Tuve una madre trabajadora que se inscribió en el estudio, está tratando de hacer su trabajo y educar a sus hijos en casa. Entonces, como yo, ella realmente quiere que sus hijos puedan regresar a la escuela”.

Después de múltiples exámenes médicos, los participantes reciben la vacuna o un placebo. En las semanas siguientes, cualquier síntoma se monitorea a través de una aplicación móvil de diario electrónico y citas de seguimiento a medida que los pacientes continúan con su vida diaria.

“Habrá 30,000 participantes — es decir, 30,000 personas dispuestas a dar un paso al frente para recibir una vacuna”, dijo Gay, refiriéndose a todos los sitios de prueba de Moderna. “Es realmente tremendo”.

Louise Stephenson, estudiante de último año en UNC-Chapel Hill nacida en Wilmington, fue una de los 600 participantes que recibieron la vacuna de Moderna en la Fase 2 de los ensayos clínicos.

Dijo que su principal motivación para inscribirse fue ayudar a acelerar el desarrollo de una vacuna y que espera poder contarles a sus futuros hijos y nietos que ayudó en las pequeñas formas que pudo.

“Espero que funcione para poder decir que soy una de los miembros fundadores del estudio de ensayos de vacunas de Moderna”, dijo Stephenson, riendo. “Soy optimista al respecto. Mi único temor es que sea mucho tiempo perdido”.

Las esperanzas de Stephenson seguían siendo altas mientras los grupos de COVID-19 se extendían por el campus de UNC-Chapel Hill. Su compañera de cuarto estaba infectada con el virus, junto con otras tres personas a las que tuvo exposición directa. Ella fue negativa del coronavirus en más de cuatro ocasiones.

Gary Kayye, profesor de UNC-Chapel Hill, se ofreció como voluntario para el ensayo acelerado de la etapa 3 de Pfizer, administrado por la Universidad de Duke.

“Alguien en mi oficina que trabajó para mí durante 15 años murió por eso”, dijo Kayye. “Así que ciertamente me afectó directamente. Ella había sido una gran parte de mi vida durante tanto tiempo”.

Ni Kayye ni Stephenson han experimentado efectos secundarios, una preocupación que aumentó entre los participantes después de que un paciente de la vacuna de AstraZeneca sufriera síntomas neurológicos adversos. Los síntomas fueron consistentes con un trastorno inflamatorio espinal raro pero grave llamado mielitis transversa, lo que hizo que el ensayo se detuviera de inmediato.

Sin embargo, ambos voluntarios sintieron un cambio concreto después de recibir la vacuna: un fuerte sentido de esperanza.

“Fue una gran experiencia educativa para mí porque fue muy frustrante vivir el ciclo de noticias de todo esto”, dijo Kayye. “Sentí que se ponía mucho énfasis en todo lo malo que estaba pasando, era difícil encontrar las cosas buenas”.

Gay no siempre supo que quería ser médico. Después de graduarse de la universidad, regresó a la escuela para tomar varias clases de pre-medicina, y finalmente completó la residencia en la Universidad de Vanderbilt.

En los años que siguieron, Gay se enamoró de las enfermedades infecciosas, de la forma en que solo los profesionales médicos pueden hacerlo. Con un Doctorado en Medicina y una Maestría en Salud Pública, Gay ha pasado años estudiando el tratamiento y la prevención del VIH.

“Se trata de la condición humana de una forma u otra”, dijo Gay. “Creo que muchos médicos de enfermedades infecciosas tienen un llamado a la profesión, para cerrar los huecos y cosas nuevas como la pandemia de COVID-19”.

Aquellos que corren un mayor riesgo de contraer el virus, como los trabajadores esenciales, las minorías y los ancianos, son pacientes preferibles del ensayo de la vacuna. Moderna redujo recientemente la inscripción para garantizar la representación de las minorías en el estudio, con un 24% de sus participantes provenientes de comunidades de color.

“Preferiría tener participantes de mayor diversidad y tomarnos una semana más”, dijo el CEO de Moderna, Stephane Bancel. “La diversidad nos importa más que la velocidad”.

A nivel local, reclutar pacientes diversos conlleva desafíos únicos. En Carolina del Norte, los hispanos representan el 44% de los casos de COVID-19 en los que se conoce la etnia, a pesar de que representan solo el 9.3% de la población.

Gay dijo que la comunidad latina en Carolina del Norte enfrenta preocupaciones logísticas con respecto a la confianza en el sistema de salud pública. Los inmigrantes indocumentados, muchos de los cuales son trabajadores esenciales, temen que buscar atención médica los haga vulnerables a la deportación.

“Entiendo totalmente por qué dudarían”, dijo Gay. “Así que ese es un desafío y es comprensible. Realmente solo queremos brindar información”.

A lo largo de todo, Gay dijo que lo más destacado de cada día es poder hablar con los participantes voluntarios del ensayo, quienes traen consigo un espectro de experiencias y antecedentes.

“Es muy interesante ver quién decide participar en el estudio y por qué lo hace. Es elevador”, dijo Gay. “Yo les doy las gracias. Ellos me están agradeciendo. Creo que los tiempos difíciles a veces realmente sacan lo mejor de las personas y eso me encanta”.

Traducido por Victoria Johnson y Patsy Montesinos